martes, 12 de marzo de 2013

LLEGANDO A LA POSTA

He tratado de reproducir una de las tantas precarias postas diseminadas a lo largo de los intransitables caminos de Argentina, allá por 1850 pero que por lo menos brindaban a los viajeros un pequeño respiro, algo de comida y un poco de seguridad. Detrás del rancho se observa un ”mangrullo”, especie de atalaya construido con palos desde donde un vigía oteaba el horizonte, previniendo el ataque de algún “malón”. Así se denominaba los asaltos de grupos de indígenas que robaban hacienda, las pocas pertenencias de los viajeros y secuestraban mujeres destinadas a un triste cautiverio en manos de los caciques. Acuarela de 30 X 40 cms.-

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