miércoles, 7 de marzo de 2012

LA POSTA

En el siglo19, los viajeros que transitaban este enorme país debían someterse a toda clase de peripecias. Los caminos no estaban muy bien demarcados, era necesario vadear ríos y arroyos y arriesgarse a los frecuentes ataques de indígenas y delincuentes. Un pequeño alivio era la llegada a alguna de las numerosas postas, lugar donde se reemplazaban los caballos, y se encontraba agua potable y siempre un poco de buena carne asada. Eran por lo general míseros ranchos de adobe y paja, pero atendidos por buena gente siempre dispuesta a dar una mano. En esta acuarela he tratado de reproducir una de esas postas, que estaba ubicada cerca de la ciudad donde vivo. Ahora viajamos en modernos automóviles por atestadas autopistas sobrecargadas de peligroso tránsito. Supongo que a pesar de las dificultades era más divertido y seguro el viaje en aquel entonces… Esta acuarela mide 30 X 40 cms.

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